lunes, 6 de junio de 2011

GRAN FAENA BRINDÓ CHAYANNE

Como un “Torero” con gran ovación y en hombros se despidió el cantante puertorriqueño.

“Chayanne, Chayanne… papacito… torero, torero….ven que yo te quiero… Chayanne te queremos, te queremos” eran algunos de los gritos que amenizaban el ambiente, las carcajadas de miles retumbaban en el estadio Andrés Quintana Roo, antes de comenzar el concierto de la gira “No hay imposibles”, en la mayoría de mujeres que se movían en sus asientos o esperaban de pie e impacientes para ver al cantante boricua la noche del jueves.
Reían y hacían bullas cuando una joven caminaba frente al público con el poster del artista frente a ellas en las gradas. Afuera los binoculares se vendían en $20 pesos para ver de cerca al artista, las fotos con la imagen de Chayanne con una amplia sonrisa en $10 pesos.

A 21:00 horas casi todos se concentraban en el estadio, seguían ingresando poco a poco, la zona de oro y plata se iba llenando. La VIP estaba repleta de personas ataviada a la moda y listos para usar sus blackberry para grabar y fotografiar al bailarín al gusto, mientras que a la prensa ubicada a cientos de metros del escenario, solo se les permitió fotos en la primera canción.
“Cervezas, cervezas. ¿No quiere una cervecita o un refresco” -ofrecían insistentemente los vendedores que abundaban en el lugar con cubetas en la mano. La cancha de futbol del Atlante, se convirtió de pronto en un bar, donde muchos frente a las zonas de plata, oro y VIP compraban y consumían en un improvisado stand bebidas alcohólicas.
El escenario lució diminuto para semejante estadio, dos pantallas a los costados que a la mitad del campo se miraban pequeñas para la amplitud del lugar y apenas proyectaban con claridad a Chayanne en la media cancha, circundadas por un enjambre de bocinas y luces Leds y otra pantalla gigante detrás. Sobre el foro se ubicó una tarima y una escalera para subir al segundo piso, donde se colocó la batería y a otros músicos. Frente al escenario, hasta el fondo se veía un manchón humano desigual, porque no se llenó. Debajo del foro el ambiente era candente, dividido el campo en varias áreas, aunque después de la media cancha tampoco estuvo repleto, no así en las gradas de los costados donde hubo una gran ambiente y estaba repleto.

21:33 Las luces se apagan y una bulla generalizada anuncia el comienzo, explosiones de sofisticada pirotecnia de colores, fumarolas de humo, de pronto la parafernalia cibernética inició con los acordes de “Provócame”. Los bailarines hombres y mujeres iniciaron la danza sobre el escenario, y varios músicos en el primer y segundo piso. De pantalones oscuros y camisa negra llegó el boricua a imponerle el estilo a la pegajosa canción que introdujo a la asistencia a un mini-recorrido musical.
“Papacito… papacito, aquí estoy provócame a mí… quiero, quiero… yo quiero…” gritaban las mujeres mientras se agitaba rítmicamente Elmer Figueroa, mejor conocido como Chayanne, cautivando con sus movimientos de cadera y su energizante ir y venir sobre el escenario. Cinco veces se cambió de camisa, sudaba copiosamente, pantalones oscuros camisa negra, gris, a rayas, luego pantalones de mezclilla camisa blanca luego roja con una corbata negra con la que cerró el show.
“Gracias Cancún, esta noche, ustedes piden y yo obedezco” advirtió con su eterna sonrisa y su bien torneado cuerpo entre la ovación. Para entonar temas románticos y de explosivos ritmos que jugaron con la pirotecnia, las figuras geométricas entre luces de colores que se proyectaba por el escenario.

“Lola”, “Un siglo sin ti”, “Si no estás”, “Fiesta en América”, “Salomé”, “Lo dejaría todo”, “Me enamoré de ti”, “Tu pirada soy yo” entre muchas otras prendieron al respetable.
“Mucha ropa, mucha ropa” le gritaba el mujerío de los costados, para lo cual hizo el ademán de desabrocharse la camisa, pero al final desistió con una sonrisa coqueta, que avivo el fuego y la ovación. Cantó al romanticismo y a la pasión.
“Debemos disfrutar de nuestros hijos, de nuestros amigos, ser tolerantes y recibir el amor, pasar tiempo con los padres, con los amigos… porque, ¿Qué diríamos? “Si nos quedara poco tiempo” entonó.

Luego llegó “Mi credo” y se bajo para saludar al público y dejarse tocar mientras que en el escenario había toda una fiesta con las hipnotizantes coreografías.
¿Seguimos…? -pregunto- “Siiiii- respondió la multitud para continuar con “Besos en la boca” e invitó a bailar a una joven cuando cantaba “Tiempo de vals” pero subieron dos y hasta tres para abrazarlo y besarlo hasta despedirse y retornar con el “otra” y “otra” multitudinario con otros temas y concluir con la más pedida de la noche “Torero” con la que Chayanne se despidió entre el ritmo flamenco mezclado luego de dar una rítmica faena que lo despidió, como si hubiera cortado dos orejas y un rabo.