Entrevista exclusiva. El cantante puertorriqueño vino a presentar
su nuevo disco, “No hay imposibles” Actuará en el Luna Park el 20, 21,
23 y 24. Aquí habla de su música, de su imagen de sex symbol y de su
familia.
En medio de un enjambre de asistentes, técnicos, fans y curiosos que
corren, acomodan, apuran, sacan fotos y se estresan, está el hombre más
relajado del mundo. Chayanne y su sonrisa no se inmutan ante lo que
sucede alrededor. Y lo que para otras estrellas del show bussiness
podría ser el detonador de un abrupto mal humor, en él es energía
positiva ciento por ciento. De visita en la Argentina para hacer cuatro
shows en el Luna Park la semana que viene (20, 21, 23 y 24), la agenda
del cantante puertorriqueño se estira como chicle para estar en tres
lugares al mismo tiempo. Sonrisa mediante, casi lo logra.
El nuevo
disco que vas a presentar se llama “No hay imposibles”. ¿Es un derroche
de optimismo? Tiene que ver con mi manera de ser, es mi estilo. Soy
optimista, más allá de los tambaleos profesionales y de la vida en
general, yo aprendo todo el tiempo. A veces pasa que uno se pone más
reacio a recibir cierta información sobre todo si tiene que ver con algo
triste relacionado con un ser querido, que tal vez sea lo más difícil
de sobrellevar. Pero después hay que ir aceptándolo. Como a cualquier
otro ser humano, a mí también me pasa de todo, pero la diferencia es que
no se ve, ocurre detrás de cámaras, digamos. Y yo trato de que desde el
escenario se contagie la alegría, porque es algo que disfruto. Es
increíble recibir el cariño cuando estás ahí arriba y lo que hago es
reenviarlo. Y eso ha sido así de toda la vida. Interpretar canciones con
mucho ritmo ayuda bastante también.
Es algo que forma parte de tu personalidad.
Sí,
además será que vengo de Puerto Rico, un país tan musical. Aunque no
creo que sea sólo por eso. Me parece que influye mucho la crianza, lo
que recibí de mamá, papá, los abuelos, todo lo que viví en mi familia
desde muy chiquito. Algunos me dirán que me fui de casa a los 10 años ya
con esta carrera, que anduve de hotel en hotel, y que a los 15 me fui a
España y a los 16 ya estaba trabajando en Los Angeles. Pero todo esa
base que recibí siendo chico quedó ahí y es lo que me marcó.
Uno
siempre te ve de buen humor pero tendrás momentos de tristeza, ¿cómo
los pasás? Cuando estoy triste o preocupado por algo profesional, lo
digiero, lo asumo, porque no hay una vida paralela en la que puedas
practicar y después, si te gusta, lo pasas para la otra. Los problemas y
los momentos malos, trato de asimilarlos para crecer y seguir adelante.
Alguna
vez dijiste que tu imagen de sex symbol tenía, como único mérito, ser
latino. ¿Es así? Sí, porque ese tema lo llevo con normalidad, no estoy
pendiente de ser un sex symbol. Nadie es perfecto y seguro que yo tengo
ciertos atractivos para algunas personas y, para otras, no. Así le pasa a
todo el mundo. Si tu gusto está dentro de este esquema, entonces tengo
suerte. Si no, bueno, qué voy a hacer.
(Risas) La imagen le
importa a todo el mundo, seas policía, médico, lo que sea, porque
vivimos en una sociedad que le da mucha importancia al tema de la
imagen. Y en el caso de los artistas, más aún. Pero si te quedas solo
con eso, se acaba todo enseguida. Admito que algunas veces me cuesta un
poco, me siento muy cargado. Pero el lidiar con eso desde muy joven me
ha ayudado a llevarlo mejor. Es como que ya sé donde queda el cuarto, la
cocina, cada lugar; conozco de qué se trata y lo pude asimilar bien.
Además, cuando estoy en el escenario hay otras cosas que me ayudan: la
coreografía, los bailarines, el juego del coqueteo, hasta el sudor;
todo eso suma, sin caer en la vulgaridad, claro, porque no me gusta. Se
trata de pasarla bien.
A pesar de tu imagen de sex symbol, siempre cultivaste el perfil bajo, la vida familiar (N.de la R: está casado con una reina de belleza venezolana hace casi una década
), sin escándalos ni romances inventados. ¿Cómo hacés para que convivan
ambas cosas? Cuando pasás esa primera capa superficial que tiene que
ver con lo de afuera, viene lo que te hace que te quedes con una
persona. Si no llegas hasta ahí, la cosa no dura. Yo disfruto de todo lo
que está a mi alrededor, pero uno se controla. Hay belleza en una
conversación, en lo estético, en muchos sentidos, sobre todo en lo que
te despierta una sonrisa, en lo que te hace sentirte bien. Y eso te
puede atrapar pero te aguantas...
Qué bueno: ¡Chayanne es humano!
Sí, claro (risas). Los cinco sentidos están activos, pero uno elige. Es
una conjunción de cosas. No soy un santo, pero no se trata sólo de lo
que decís sino también de lo que hacés. Yo disfruto de la vista, del
olfato, el tacto, bueno me ato las manos (risas), es mi manera de
actuar.
Está bien, es tu elección y forma parte de lo que el público quiere de vos.
Claro. En mi caso, además de romaticismo ofrezco alegría, energía desde el escenario.
Eso
es lo que más te diferencia de otros artistas latinos. ¿Vos lo sentís
así? Sí, creo que cada uno tiene su estilo. Yo, en cuanto tengo un rato
libre, trato de pasarlo en mi casa, con mis amigos, mi familia y hacer
una barbecue , a ustedes les da risa esa palabra, yo trato de
hacer algo más parecido a un asado, ¿eh?, me gusta más. Bueno, esos
momentos me llenan, no necesito otras cosas. Será un poco por la falta
que tuve de chico, de estar desde temprano dedicado a esto. Igualmente,
nada lo hago de manera forzada. Me hace feliz compartir esos pequeños
momentos. Es lo que hace todo el mundo cuando está fuera de su trabajo.
Para mí son enormes porque lo hago muy cada tanto. Igual, cuando empiezo
a recordar todos los lugares que he conocido y las personas con las que
me he cruzado en todos los países que recorrí trabajando, me siento
bien. Cada cosa que fui aprendiendo la disfruté. Y así voy construyendo.
Es mi manera de vivir: si estoy en el mar disfruto del mar, si estoy en
la montaña, también. Lo único que me molesta un poco es tener que estar
alejado de mi mujer y mis dos hijos (Lorenzo e Isadora) cada tanto.
Pero bueno, uno sabe que no se puede todo en la vida. Es bueno recordar
lo frágiles que somos para aprender a disfrutar las pequeñas cosas de la
vida.
En este momento hay varios artistas puertorriqueños que
están pasando por un momento muy exitoso: Ricky Martin, Calle 13. ¿Te
sentís orgulloso de eso? Seguro. Me encanta que les vaya tan bien, se
lo merecen. Me parece que cada uno a su estilo fue cumpliendo sus
sueños, que están logrando lo que quisieron durante toda su vida, lo que
han ido creando. Todos buscamos la felicidad y cuando alguien logra el
éxito en lo que emprende es bueno.
La cultura latina ya no se
cuestiona, ¿verdad? Creo que eso fue consecuencia de un trabajo que
hicimos entre todos, con el aporte de cada uno. Cuando yo hice Provócame y Salomé
, a mediados de los ‘80 y fue un boom, fue un momento en que también
explotaron Ricky, Luis Miguel, Shakira, Enrique Iglesias, podría
nombrarte a muchos porque cada uno hizo lo suyo y yo le deseo el bien a
todos. Me gusta llevarme bien con la gente. Ahora los ves en el mundo
entero, las canciones latinas están en todo el planeta, de verdad: de
Australia a Japón y Turquía, cualquier lugar.
Con la verborragia
latina, Chayanne pasea de un tema a otro con la misma facilidad con que
se menea en el escenario. Cuenta de sus vacaciones en Verona y en
Estambul en el último verano boreal. “Siempre combino mis días libres
con algo de trabajo. Cuando tengo mi espacio, voy siempre a Italia
porque tengo familia allá y aprovechamos para visitarla. En cada lugar
uno encuentra mucho encanto. Pero lo más increíble es encontrarse
siempre con alguien que te conoce. A mí no me molesta para nada, al
contrario, me pone contento. Siento que la música une literalmente al
mundo entero. Lo compruebo a cada rato: hay gente escuchando la misma
canción de una punta a otra del mundo. También hay que saber aprovechar
eso sin abrumar: es el riesgo”.
El hijo de la profesora y el
gerente de ventas, criado en una isla caribeña, lleva vendidos millones
de discos en todo el mundo, y tiene una filosofía clara: “cuando alguien
te hace mal, lo tienes que evitar. Te vas corriendo de su lado
despacito y, aunque sea más largo, tomas por otro camino”, asegura. El
recorrido seguramente le ha dado resultados porque nada altera su buena
disposición para la charla y el encuentro. A cada uno que le pide una
foto,le contesta con un: “ claro, mi amor ”. Y firma un autógrafo y saluda al señor de seguridad que lo mira desde la puerta.
Empezaste
tu carrera a los 10 años, ¿seguís encontrando incentivos? Llevo 33 años
en esto y todavía me gusta lo que hago. Tengo 43 ya, pero la mente no
tiene edad salvo cuando, cada tanto, te miras al espejo y dices: “ ah, ok
”. O cuando tienes hijos y ves en ellos bien marcado el paso del
tiempo. En ese caso no hay manera de sortear los años y darte cuenta de
que van pasando, ellos te lo marcan. Igual, me siento pleno. Creo que
puedes estar bien físicamente o anímicamente, de una manera u otra. Si
tienes las dos, es ideal pero es fundamental la actitud mental, la
energía que pones en todo lo que haces. Eso se transmite a los demás.
Tienes que tratar de innovar para combatir la rutina.