Largas filas se formaron desde temprano para ganar el mejor lugar y gozar del concierto que ya prometía a los fanáticos del boricua baile, música, cadencia, alegría y dosis de romance.
Sin embargo, la espera para entrar al recinto además de cansada fue cardiaca: la falta de información sobre dónde debía formarse el público de acuerdo a la sección marcada en su boleto puso en aprietos a los servicios de seguridad, quienes más de una vez deshicieron filas y rehicieron otras, para molestia del respetable que corría de un lado a otro apenas oía rumores de que “aquella era su sección en vez de esta”.
Los problemas se solucionaron o la hora del concierto llegó, ¿Qué importa?. De tropel pasó a marcha, todos entraron al Poliforum y rápidamente el lugar se llenó. En las gradas se buscaba el mejor lugar, en la zona de sillas rápidamente se paseaban los vendedores de papitas y los VIP, boleto en mano, buscaban su asiento.
Pasadas las nueve de la noche, el Poliforum estaba prácticamente abarrotado por lo que la desesperación comenzó a cundir entre el respetable, que entre rechiflas y gritos solicitaban la presencia de su ídolo.
Y, a diferente de espectáculos anteriores, esta vez el artista se mostró comprensivo y en punto de las 21:15 horas, el concierto dio inicio, para emoción particularmente del público femenino, quien respondió con una oleada de gritos de emoción.
Chayanne sabe cómo prender a su seguidores, que al ritmo de “Provócame”, comenzó a seducir.
¿Cómo quedarse sentado, tieso, ante el arrollador ritmo del puertorriqueño y sus excelentes bailarines? Los menos, lo consiguieron, pero la mayoría se subió a lo que encontró: silla, tarima, peldaño… alguna niña afortunada, a los hombros de papá. Aquellas pobres señoritas, presas de la moda, ya se paraban en un pie, ya en el otro. Con tacones stilettos no se puede poner uno de puntillas.
Luego vinieron otras canciones, lo mismo movidas que baladas románticas: “Lola”, “Caprichosa” y “Salomé” fueron tres de varios de sus éxitos bailables que demostraron porqué Chayanne destacó casi desde el inicio de su carrera por su innegable talento corporal. Claro, el suyo y el de sus bailarines, cuatro hombres y cuatro mujeres que lucían impecable técnica profesional, además del goce y pasión por compartir su arte a nivel de la música popular.
Y si se llega a pensar que ya con verlo bailar, se da uno por satisfecho, el boricua interpretó su balada “Y tú te vas” con un coro monumental de miles de gargantas rebotando en el Poliforum, así como con “Atado a tu amor” y cómo olvidar “Completamente Enamorados”, que servía de fondo musical a una parejita que se decía “cositas” al oído.
Porque sí, dentro de esta “Fiesta en América”, “Guajira” y “Palo Bonito”, hay momentos para la reflexión. El puertorriqueño hizo un pequeño paréntesis para hablar de su amor por la familia: padres, hermanos, amigos, de la importancia de dedicarles tiempo de calidad. Y así arrancó “Si nos quedara poco tiempo”, canción que, en palabras del artista “trata de aplicar todos los día de su vida”.
Uno de los momentos climax de la noche fue la interpretación de “Tiempo de Vals” en versión semiacústica. El recinto en penumbra, notas de piano y la sonrisa de Chayanne, proyectada en las dos pantallas hasta al último rincón del recinto, revelaba que el boricua estaba cansado, pero feliz por la respuesta del público de León, famoso por su entrega ante un artista que le responde con la misma energía.
Una divertida “Besos en la boca” provocó que hasta los bailarines interactuaran con el público, arrojando besos a diestra y siniestra. Ah, porque si algo hubo fue interacción: a Chayanne le regalaron rosas y un sombrero de charro con su nombre bordado en plateado. El cantante correspondió primero, bajando del escenario a saludar a los afortunados de la primera fila, y luego subiendo a una niña mientras él interpretaba “Tiempo de vals”. Fue sin duda un momento muy emocionante para ella y para muchas mujeres que sin duda la envidiaron.
Un Chayanne casi cantando al oído “Me enamoré de ti”, uno de los temas de “No hay imposibles” su más reciente álbum de estudio hizo suspirar a más de una.
Ya para cerrar el concierto, su éxito “Torero” hizo levantarse de sus asientos a los pocos que aún permanecían sentados, con una coreografía basada en pasos de rumba flamenca y con vestuario de fiesta brava, éxito con el que despidió la noche.
El boricua volvió a dejar fascinado al público que compartió con él un concierto mágico.
Fuente: http://www.zonafranca.mx
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Team Chayanne_NHI